Yo estoy dispuesta, como buena inmigrante que soy, a hacerle caso a Feijóo. Me dispongo a integrarme, como él pide, en lo que llama ‘nuestra cultura’. El problema me surge cuando intento entender en qué consiste esa cultura que dice que es la de todos en este país. ¿Es ‘cultura española’ negar la violencia machista o aliarse con partidos políticos que defienden la supremacía masculina y valores contrarios a los tratados internacionales y la constitución? ¿Tengo que asumir como nueva ciudadana que se pongan en duda los derechos reproductivos de las mujeres acosando a las que tienen que interrumpir su embarazo? ¿Es también un valor de esta cultura estar en contra de cualquier medida que fomente la justicia social y recorta en gasto público? ¿Tengo que incorporarme a los valores de un señor que defiende a un presidente que disfrutaba de una larga sobremesa mientras sus vecinos eran arrastrados por la gota fría? ¿Debo aprender corrupción y latrocinio como tantos compañeros de filas del señor Feijoo?¿Hacerme amiga de ilustres narcotraficantes y otras destacadas figuras de la sociedad? Tengo que ser un poco mentirosa, manipuladora, decir digo dónde dije Diego, insultar y tergiversar, no tener otro principio que mis propios intereses, abrazar el cinismo y la demagogia? Uf, es mucho trabajo, casi que me voy a arriesgar a no integrarme en esa ‘cultura’. Prefiero una que debe parecerle muy exótica al aspirante a inquilino de la Moncloa: la de la igualdad y la libertad para todos y todas sin distinción de sexos ni procedencias.
Descubre un mundo infinito de historias
Español
México