María del Carmen Collado

Las vidas de Jesús Anaya Rosique y Lourdes Uranga López son una ventana para adentrarnos en la historia de la guerra sucia en México a través de su memoria. En sus narraciones afloran el modo de recordar esa etapa de su vida, sus inquietudes, su forma de ver y concebir el mundo y hacen posible que conozcamos por qué, como tantos cientos de jóvenes, optaron por la vía armada para buscar un cambio en el país. Desde la subjetividad de sus historias podemos ahondar en la forma en que la rebeldía de ambos, su inconformidad con el statu quo y su creencia de que podían transformar su entorno los condujeron a optar por la vía armada, influidos por la revolución cubana y su propia experiencia vital. Ambos deseaban un México más justo, con menos diferencias sociales, y por ello simpatizaron con el marxismo. Su juventud se desenvolvió justo en las décadas en las que la rebeldía juvenil se manifestaba en muchos países de diferentes formas, desde la militancia comprometida con causas políticas y sociales, la guerrilla, hasta el movimiento hippie. La cerrazón del sistema político mexicano, autoritario y unipartidista entre 1960 y 1976, que no permitía la participación política de posturas independientes, especialmente si provenían de la izquierda y las represiones del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971 les hicieron optar por el cambio revolucionario. Esta decisión daría un viraje profundo a sus vidas y las marcaría por el resto de su existencia.

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