Familiares empujando una silla de ruedas cargados por bolsas de pañales para adultos, maletas y demás pertenencias de los residentes. Era la imagen del viernes por la mañana en la Gran Vía de Barcelona, muy cerca del Paseo de Gràcia. El edificio, propiedad de un fondo inversor, compró el piso donde se ubicaba la Residencia Taber. La dirección avisó, mediante un correo electrónico el 7 de febrero, que cerraba el 28. La mayoría de plazas eran concertadas y la Generalitat ya ha reubicado a los y las ancianas en otros centro de la ciudad. Un cambio a estas edades es un problema porque se desorientan y pierden las relaciones, como nos cuenta Inma la hija de Pepita de 86 años. Nadie les ha facilitado el traslado de estas personas que en muchos casos tienen un nivel alto de dependencia. Se han tenido que buscar la vida con taxis adaptados para llevarlos a su nueva residencia. También hablamos con una de las personas sin techo que han sido desalojadas de la Terminal 1 del aeropuerto de El Prat. Hassan nos ha acompañado al sitio que se ha buscado para poder pasar la noche en el parking.
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